Rehogadas, no hervidas

 

Cuando prepares un plato con espinacas congeladas, descongélalas y escúrrelas bien apretándolas con las manos. De esta forma eliminarás gran parte de su agua y, cuando las pongas en la sartén, se rehogarán en vez de hervirse. Conseguirás así un plato mucho más sabroso.

 

Valora esta receta
Añade este artículo a tus favoritos Y tenla a mano siempre que quieras
El truco ha sido copiado