Rállalo en sopas y verás como todo el mundo se sorprende. Para hacerlo, lo primero es pelar la raíz, rallarla y recoger el jugo que suelte en una taza. Después añade tanto el jengibre rallado como el jugo justo antes de servir la sopa, mezcla y conseguirás un sabor ligeramente picante y especiado.
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