La metes al horno y te olvidas. Ahora bien, tienes que tener en cuenta algunos consejos. Lo importante para que te queden crujientes es untarlos de limón exprimido. Échales el zumo directamente cuando estén en la bandeja de horno o usa un pincel de comida para darles bien ese toque de limón. A los 15 minutos de estar en el horno a 200º, acuérdate de echarles el vino para darles jugosidad y evitar que se quemen. Luego tienen que estar durante 25 minutos más de vuelta al horno. Cuando empiece a oler de maravilla, ¡es que los tienes listos! Seguro que no queda ningún en el plato porque se devoran en un periquete.
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