Para escaldar los tomates y quitarles bien la piel, ponemos agua a hervir y con una puntilla le damos dos cortes como una cruz al tomate.

Cuando el agua esté hirviendo, añadimos los tomates unos segundos y retiramos rápidamente. La piel se habrá levantado un poco. Tiramos de ella y la retiramos sin problemas. 

Uno de los mayores problemas cuando preparamos un plato de pasta es que se nos quede pegada entre sí o a la olla. Para evitar que esto te pase, añade un poco de aceite antes de poner la pasta en la olla e incluso otro poquito después de escurrirlos, tras lo cual deberás removerlos sutilmente. ¡Ah! Y no pongas la pasta recién cocida debajo del grifo. El agua le quitará toda la textura a los espaguetis

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