Para que el pollo relleno quede uniforme has de atar las patas y las alas de modo que queden pegadas a su cuerpo. Para ello coloca el centro de un trozo de hilo de cocina bajo el pollo, por encima de los muslos. Pásalo por las alas conduciendo los extremos del hilo a la parte inferior de la pechuga, ejerciendo un poco de fuerza para fijar la posición de las alas bien sujetas al cuerpo. Luego ata los muslos pasando primero por encima de la parte del hueso, haz un nudo apretado y da la vuelta al pollo para sujetarlo con otro nudo. Corta el hilo sobrante y el pollo estará listo para asar.
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