Si estás preocupado por cuidar tu línea, aquí va un consejo clave: al momento de disfrutar de tu confit de pato con patatas, considera retirar la piel del pato.

¿Por qué? Porque al hacerlo, reducirás significativamente la cantidad de calorías que consumes. De hecho, ¡las calorías se disparan casi al triple si decides comer el confit con la piel incluida! Sin embargo, sin la piel, el pato se convierte en una de las carnes más magras y limpias que puedes disfrutar. 

¿Y qué hacer con la tentadora grasa que queda en la cazuela después de preparar el confit? No la deseches, ¡es un verdadero tesoro culinario! Simplemente, cuela la grasa de pato y guárdala en un bote en el frigorífico para futuras preparaciones. Esta grasa es un ingrediente versátil que puedes utilizar para darle un toque extra de sabor a otras recetas, como asar un pollo o preparar más patatas confitadas. Te sorprenderá lo deliciosa que puede ser esta grasa en otras preparaciones. 

Y aquí va un truco adicional: ¿sabías que con esta misma receta de confit de pato con patatas puedes crear otras delicias? Por ejemplo, puedes desmenuzar el pato y utilizar la grasa para sazonarlo con su propio sabor. Así, podrás disfrutar de recetas de confit de pato desmigado igualmente deliciosas y con ese toque característico que solo la grasa de pato puede ofrecer.

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