Un truco para que el rebozado proteja bien la pechuga, que el aceite no penetre en su interior y que la costra quede bien crujiente  es que al poner la pechuga a freír el aceite tiene que estar muy caliente.

Si está frío quedará mal. 

El rebozado tenemos que hacerlo siempre justo antes de freír. Si lo ponemos un rato antes, la harina, el pan rallado o la mezcla que usemos acabará absorbiendo líquidos del producto que queremos rebozar. Entonces el rebozado perderá su cometido y tampoco quedará bien. 

Al sacar las pechugas rebozadas del aceite deja que se escurra un poco y el aceite sobrante caiga en la sartén y después ponla sobre abundante papel de cocina absorbente. Si dejas las pechugas aceitosas una encima de la otra te quedarán blandas.

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