Fíjate bien en su aspecto: los mejores son los firmes al tacto, compactos, pequeños o medianos, sin manchas en la piel y pesados en relación con su tamaño. Aunque los grandes te puedan parecer mejores para cocinar calabacines rellenos, no los son porque suelen tener demasiadas pepitas y una carne menos tierna.
Los calabacines pueden conservarse bien durante dos semanas en la nevera. Lo que debes evitar es almacenarlos junto a frutas que producen etileno, una sustancia en forma de gas que segregan en mayor cantidad algunas frutas durante su maduración como por ejemplo los melones, los plátanos o los melocotones.
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